10 janvier 2006

Un error de apreciación


Aún sigo emocionándome cuando oigo Armarios y Camas, de La Dama se Esconde. La belleza de estas canciones es atemporal, como un texto naif o el recuerdo de un amor lejano: siempre está ahí, esperando a ser recuperado cuando menos te lo esperas. A ese disco le debo la belleza de Le Mans, el soplo en el corazón de Family o el vuelo de mi falda en Soidemersol. Y también las termitas de Pauline en la Playa y la lengua del lagarto y Blimea. A veces pienso, incluso, que le debo algunas de mis manías, como poner rectos los cuadros, y hasta mi infancia, que no existiría sin La Noria.
Anoche hicimos una fiesta en casa de Monique. Cuando nos quedamos solas, con las luces apagadas, sonó para mí Un error de apreciación. Nadie sabrá nunca lo que sentí cuando sonó el piano, porque yo nunca sabré explicarlo. Acaso, como una flor cortada.

Aucun commentaire: