21 juillet 2005

Barcelona



Atardecer en Barcelona. Monique está al otro lado de la carretera, siempre con la mirada puesta al trasluz. Algún día recordaré estos tiempos con dulzura, todo el cambio que se está produciendo en mi, el silencio como excusa, el amor como arma arrojadiza. La belleza que se muestra impasible, jugando a ser inaccesible y, al mismo tiempo, al alcance de la punta de mis dedos. La ciudad es hermosa, apetecible, como una mañana de verano en el Bois de Boulogne.
Tengo la sensación de que busco algo y, tal vez, no soy consciente de que lo he encontrado. Ya decía Kieslowski que lo importante es desear, mucho más que tener. Quizá por eso sigo caminando.

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