07 février 2005

Ophélie


I

En la onda calma y negra donde duermen las estrellas
la blanca Ofelia flota como un gran lirio,
acostada en sus velos larguísimos muy lentamente flota...
-Se escuchan en los bosques lejanos unos cuernos de caza.

Hace mil años que la apenada Ofelia
pasa, fantasma blanco, sobre el largo río negro.
Hace mil años que su dulce locura
murmura su romanza a la brisa nocturna.

Besa el viento sus senos y despliega en corola
grandes gasas blandamente mecidas por las aguas;
los sauces escalofriantes lloran sobre sus hombros,
los cañaverales se reclinan sobre su soñadora frente.

Los ajados nenúfares suspiran alrededor de ella;
ella, a veces, despierta, de un aliso que duerme,
algún nido del que un aleteo se escapa:
-Un canto misterioso de los astros de oro cae.

II

¡Oh, pálida Ofelia, bella como la nieve!
Sí, tú moriste, niña, por un río arrastrada.
-Y es que los vientos de las grandes montañas de Noruega cayendo
te hablaron al oído de la ardua libertad;

érase que una ráfaga, ondeando tu grandiosa cabellera
llevaba extraños ruidos a tu espíritu soñador;
que escuchaba tu corazón el canto de la Naturaleza
en las quejas del árbol, en los suspiros de las noches;

érase que la voz del mar enloquecido, estertor desmedido,
rompía en tus infantiles senos demasiado humanos y demasiado dulces;
y érase una mañana de abril que un caballero pálido,
un pobre loco, se sentó enmudecido en tus rodillas.

Cielo, Amor, Libertad...¡Qué sueños, pobre loca!
Tú te fundías en él como la nieve al fuego:
tus visiones enormes estrangulaban tu palabra
-y el Infinito terrible turbó tu azul mirada.

III

Vienes todas las noches -eso dice el Poeta-
bajo los rayos de los astros a buscar aquellas flores que cogiste;
y que has visto en el agua, recostada en sus velos,
flotar a Ofelia, blanca, como un enorme lirio.

ARTHUR RIMBAUD: Ophélie.

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