04 février 2005

En alas de la mentira



-Nunca grito, prefiero estar callada. Nunca me enfado, prefiero ignorar. Y nunca miento, antes prefiero aceptar la realidad y que me acepten.
-Está bien como máxima, pero ¿es así realmente?
-No entiendo...
-Lo que quiero decir es, por ejemplo, que si alguien te dice que eres una hija de puta, enfadarte por eso o gritarle es algo que no te sale de dentro o, por el contrario, te contienes para, digamos, mantener en pié “el concepto” –me hace las comillas con los dedos- que me acabas de dar sobre tu forma de ser.
-Bueno, tal vez sea un mecanismo genético, heredado de mi madre... no sabría asegurarlo, igual tengo asumido esos principios como si fuese un resorte de autocontención.
-O sea, que tal vez lo que tienes asumido sean las cargas represivas que aparejan esos resortes, como tú los llamas. Quiero decir que tal vez “te tragas” –vuelve a hacer el mismo gesto- los enfados y los gritos y las dificultades que supone decir siempre lo que piensas...
-En mi carácter, quizás. Pero como forma parte de mi personalidad... no sé si es así o no.
-Pero, vamos a ver, ¿nunca te has puesto furiosa por nada? ¿No te parece que eso es imposible? O, dicho de otro modo, ¿nunca has tenido ganas de dar un grito enorme, de descargar la tensión sobrante que todos, en algún momento de nuestra vida, llevamos o hemos llevado dentro?
Sonrío.
-Eso me parece literatura. Es como si alguien lo hubiese escrito alguna vez, o lo hubiese interpretado en alguna película y el resto del mundo hubiese adoptado ese cliché del grito en el vacío como descarga. La gente que va al fútbol dice que hace eso... pero nunca he sentido esa necesidad, aunque es cierto que alguna vez haya tomado prestada esa frase para describir que me siento deprimida, por ejemplo.
-Pues ahí es donde quiero llegar, Rose. Tal vez esa pose –y me perdonas la expresión- es la que te hace sentirte mal. Más bien, la acumulación de poses durante toda tu vida... Mira, no puede haber un solo ser humano con la frialdad psíquica que me estás describiendo. No somos piedras, ni peces. Tienes que aprender a enfadarte, a gritar cuando sea necesario y, si me apuras, a aceptar el rol social de la mentira. Y no te conozco apenas, pero si no fuese porque soy tu psicólogo, si estuviéramos en un bar, tomando unas cañas, pensaría que todo lo que me has dicho es falso.

Frase del día (de ayer, en realidad): "Anda, si a veces hablas normal y todo". Babytron.

Aucun commentaire: