17 janvier 2005

La extraña pareja

Weekend making movie. Escena Primera.

Sábado, 12 del mediodía. Interior de un ático de Madrid.
Dramatis personae: Pianoboy, Chico y Chica (narradora).
Narradora: Como en las películas norteamericanas, el pianoboy me trae un pastel de manzana que ha hecho su madre. Parece que lo hace refunfuñando, pero hay un deje de curiosidad que le impide negarse a entrar cuando le pido que pase.

Chica: Te presento a mi amigo.
Pianoboy y Chico se dan la mano. Luego se sientan, uno en cada sillón de la sala. Chica sale de escena con el pastel de manzana. Vuelve en un minuto, con un trozo en un plato distinto, cortado en dos pedazos. Pone el plato sobre la mesa, donde hay dos cafés a medio terminar, y se sienta junto a Chico. El plato que le trajo Pianoboy lo trae dentro de una bolsa de plástico, que entrega a Pianoboy.
Chica: ¿Te apetece tomar algo? Nosotros estamos desayunando ahora, ya ves qué tarde...
Pianoboy: No, gracias.
Chico (cogiendo un pedazo del pastel): ¿Así que tu eres el pianista?
Pianoboy (con cierto rubor): Sí.
Chico: Me han hablado maravillas de ti. ¿Cuántos años tienes?
Pianoboy (mirando hacia su alrededor, intentando esquivar las miradas): Cumpliré 14 la semana próxima. Qué decoración más bonita.
Chica: ¿Te gusta? Gracias.
Pianoboy: Me gusta mucho ese cuadro. (Señala hacia la pared que está a las espaldas de ellos, un dibujo de Beethoven, hecho a carboncillo). Beethoven es mi compositor favorito...
Chica: ¿Ah, sí? Seguramente, el mío también.
Pianoboy (levantándose y mirando su reloj): Bueno, tengo que irme. Mi madre me dijo que no me entretuviese. Tengo que estudiar.
Chica (levantándose): Te acompaño hasta la puerta.
Chico: Bueno, amigo, ha sido un placer conocerte. Hasta otro día.
Chica (Ya en la puerta, abriendo): Dale las gracias a tu madre.
Pianoboy: Vale.
Ella se acerca y le besa en la frente.
Chica: Lo de ayer fue muy emocionante...
Pianoboy sonríe y se encamina hacia las escaleras, sin decir nada.
Chica: Y visítanos cuando quieras.
Pianoboy (se vuelve, indicando hacia el interior de la casa): ¿Es tu novio?
Chica (sonríe): No, qué va. Es un amigo, casi como un hermano...
Cierra la puerta y vuelve al sillón, coge un trozo de pastel y apura el café. Chico la mira, complaciente.

Telón.

Escena Segunda
Dramatis Personae: Antonio, Chico y Chica.
Habitación de estudio de un ático de Madrid, entre las 20 y las 23,30 horas. Antonio y Chica están sentados frente a un ordenador portátil y un controlador midi. Chico está sentado en el suelo, sobre una alfombra de lana, haciendo sonar las cuerdas de una guitarra acústica, al azar.
Chica: He puesto un bajo acústico, pero quizá sea mejor meter alguno del Vanguard.
Antonio: Tal vez. Ponlo a sonar...
Chica pulsa la barra espaciadora del portátil. Suena la música, una versión del tema Rent, de Pet Shop Boys. Al cabo de un par de minutos, Chica interrumpe la reproducción.
Chica: Y aquí es donde quiero meter las primeras notas de la gymnopédie.
Antonio: ¿Tienes la partitura por ahí?
Chica (buscando en un archivador AZ): Sí, mira.
Abre el archivador por una hoja que tiene un post-it de color naranja. Antonio se acerca al teclado y toca las primeras notas, siguiendo la partitura que le muestra Chica.
Antonio: ¿Hasta dónde?
Chica le señala con el dedo sobre el pentagrama.
Chica: Hasta aquí.

Telón.


(Rank, vol. I)

Me levanto a las seis y me meto en la ducha. Al salir del cuarto de baño, nada más abrir la puerta, me encuentro el desayuno esperándome en la cocina, zumo, café y tostadas. Sé que esto tal vez no tenga nada de especial en otras vidas, pero hace siglos que no ocurre en la mía, y mucho menos en días laborables.

-He puesto la tele por si querías ver las noticias, pero no sintonizo ningún canal.

-Claro –río-, no hay ninguno sintonizado. Sólo tengo la pantalla para ver películas en dvd.

-Qué bicho raro eres, Rose.

También me sorprende hablar con alguien a esas horas, preguntar qué tal has dormido, cuáles son tus planes para hoy o dónde vas a comer. Los tiempos cambian, sin duda: la última vez que recuerdo esos comentarios, los actores eran mis padres. Ellos se iban juntos, yo me despido con un beso y una sonrisa.

-Nosotros sí que somos una extraña pareja, y no la de Jack Lemmon y Walter Matthau.

Aucun commentaire: