13 janvier 2005

Iceglasswords


Terraza de un ático de Madrid, 22 horas de una fría noche de enero. Mantas, sillón de mimbre, ron Legendario, Armarios y Camas, de La Dama Se Esconde.
No soy de hielo, soy de cristal, una niña mimada que vive entre declaraciones de algodón y agujas líquidas en forma de palabras que hieren y abrazan, que adormecen y resoplan siempre la misma canción, al oído, al corazón, pero como aliento sobre el espejo. Tal vez parezca frialdad, pero yo lo llamo síndrome polar.
Un error de apreciación, dan ganas de gritar, pero nunca nos atrevemos. Me hablas de los chicos que han pasado por tu vida, el que te hizo reír, el que todavía te hace llorar, el que piensa que te hizo sufrir y no es cierto, el que te olvidó enseguida y ni tan siquiera recuerdas su nombre.
Bromas:
-Cásate conmigo, seré el único marido que se alegrará cuando me pongas los cuernos.
Besos, manos entrelazadas. Te hablo de los chicos que han pasado por la mía, por esa misma habitación que ahora nos une. “Frívola”, me dices, cuando te cuento cosas que nunca he contado, esas neurosis sexuales que todo el mundo tiene de alguna forma. Somos tres, yo ya lo sé, tu, lo nuestro, yo. Lo demás existe, pero no esta noche.
Y lo más hermoso: nunca haremos el amor, pero este outsex love ya se ha hecho a sí mismo. No soy de hielo, soy de cristal, y no estoy rota, pero soy vulnerable. Vaya si lo soy.

Aucun commentaire: