Sí, como el título de aquella novela. Ayer estuve unos minutos en el messenger, hablando con un chico que, supuestamente, está en el grupo de Sevilla Indie. Más o menos esto fue lo que hablamos:
Él: "Yo paso de los indies como de la mierda". (Así, para empezar, como quien no quiere la cosa, después de preguntarle si conocía a alguien del grupo)
Yo: "¡Qué fuerte! ¿Por qué?"
Él: Porque sois unos crios, nena. (Atención al verbo: "sois"; me incluía, sin conocerme siquiera, sin saber mi edad, sin saber si, como él, había entrado en el grupo por lo que, intuyo, lo hizo él).
Yo (inocentemente): "¿Unos críos? Supongo que algunos sí lo serán..."
Él (sigue dando): "Y ademas feísimos".
Yo (conciliadora): "Jaja... también. Pero hombre, hay de todo... ¿Qué te gusta a ti?"
Él (más madera, por favor): "Estoy que crujo nena. Imaginate".
Yo: "Vaya... por qué?"
Él: "Porque sí. La vida ha sido generosa conmigo".
Yo (sin entender nada): "Y? conmigo también..."
Después de esto, él dejó de escribir. Supongo que se aburriría de tanta pregunta. En fin, lo dicho, mundo pelín exasperado.
Por cierto, ayer sufrí un pequeño desmayo. Dicen mis jefes que me tome las cosas con más calma, así que mañana mantendré un poco de reposo.
Mis padres son funcionarios, de esos que han hecho todo lo posible por alcanzarlo todo mejor posible, lo más alto posible, para dejar de estar todo lo posible. No los culpo por ello, ni mucho menos. Ahora disfrutan de una buena posición económica, viven donde quieren y casi como quieren, tienen la suficiente responsabilidad como para no sentirse responsables de nada: así son las cosas del alto funcionariado de la Unión Europea. Viajan, comen en los mejores restaurantes, van a conciertos, al teatro, a la Ópera de París... no necesitan siquiera que les regalen las entradas (es algo habitual).
Esa situación me ha convertido en una persona privilegiada. Yo también podría tener lo que quiero y, dentro de un orden, lo tengo. Este fin de semana pasado me propusieron que me fuese a París, porque allí podría hacer más carrera que aquí y por todas esas cosas que llevan años diciendo desde que comprobaron que había heredado (parte de) su inteligencia. La verdad es que, a veces, la tentación ha tenido sus efectos. Pero creo que no debo aceptar, porque eso supondría ciertas ataduras que, al menos hasta hoy, me he negado a asumir. Dicho de otra forma: agradezco la vía genética, ineludible, pero creo que eso debe servirme para seguir intentando ser yo, con todo lo bueno y malo, con el futuro que yo elija.
Ayer vi Contra la pared. Me hizo pensar, curiosamente, en estas cosas. ¿Por qué? Creo tenerlo claro.
21 décembre 2004
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