No comparto esa frase hecha que dice “nada es lo que parece”. Más bien sucede al contrario (al vesre, como diría Cortazar), es decir, todo es lo que parece y lo único que pasa es que tenemos que saber mirar bien. Eso de no dejarse engañar por las apariencias o que las apariencias engañan, por tanto, tampoco resulta correcto. Y no es que yo sea una persona desconfiada, pero sí reflexiva. Me sucede con las personas, muchas de las cuales van por la vida con máscaras y disfraces de lo más cool. También, es cierto, hay gente que piensa lo mismo de mí, pero bueno, son cosas del guión que, al final, acaba reconduciéndolo todo. Es lo bueno de esta actitud mía, que es útil incluso cuando me equivoco.