En la mesa de al lado, un par de peloteros hacen cábalas sobre qué posibilidades tienen les Bleus (o sea, el equipo nacional francés de fútbol) de pasar a octavos de final. Por lo que les entiendo, todo depende de ese pobre país llamado Togo, al que hay que ganarle como sea por dos goles o más de diferencia y, aún así, depende de lo que hagan Suiza y Corea (creo que la cosa es más o menos como la explico, en caso contrario pido perdón por mi ignorancia). En medio de la conversación surge España, que parece que se va a clasificar como primera de grupo.

- La France peut encore éviter l'Espagne –«Francia todavía puede evitar a España», dice el más enterado de la cosa.

Mi volátil interés por el tema me desvía la atención hacia la mesa contigua, a la derecha, donde alguien comenta que un cuadro de Klimt supera a otro de Picasso como el más caro de la historia, algo que yo ya había leído esta mañana en la web de la Cadena Ser y que me hizo pensar en lo que escribió un chico en este blog, acerca de que el arte puede salvar vidas.

- Mira, Massive Attack tocan el 2 de julio en París –me dice mi jefe, leyendo el listado de conciertos de Les Inrocks. Mi jefe no sabe muy bien quiénes son los de Bristol, pero sí que me gustan.

- Lo sé, ya le he pedido a S... el cambio de turno para ese día.

- Pero si cae en domingo.

- Ah, pues entonces fue para el de Sigur Ros, en la semana siguiente.

- ¿Y ese quién es? Uf, no hay manera de entenderte...

Le explico. También le explico quiénes son Morrissey, Belle and Sebastian, Matmos, Coldcut, Echo and the Bunnymen (hey, me dice, a esos sí los conozco) y unos cuantos más responsables de que yo no vaya a llegar a final de mes en todo el verano.

Cielo azul en París, veintitrés grados. Soy un corazón tendido al sol (¿conoces a Víctor Manuel? Oh, claro, una vez estuve en Asturias...).