22 mai 2006

Cuando sobreviene el azar, como en aquella canción de Radio Futura, las preguntas arden en el aire. Lo pensé ayer por la tarde, a punto de cerrar, al llegar un chico español que me llamó por mi nombre y al que enseguida reconocí después de decirme el suyo: se trataba de un habitante de este planeta del Síndrome Polar.
- Siempre pensé que robabas fotos de modelos para camuflarte. Ahora veo que ni siquiera caminas como una modelo...
- Siento haberte decepcionado –respondo, riéndome.
En internet todos somos etéreos, no existe el instinto animal, nos reducimos al ámbito de la imagen y la palabra, que no es bastante y, a veces, tampoco real. Por eso la primera reacción siempre es contradictoria y no sabes bien qué decir, por donde empezar, ni tan siquiera si tienes ganas de empezar. Un poco como en Bleu, la película de Kieslowski, cuando Julie le dice a Olivier –ya lo he mencionado otras veces- que no la idealice porque ella también suda, tose, tiene mal aliento por las mañanas, en fin, esas cosas que no se notan por la pantalla del ordenador.
-En todo caso, no me has decepcionado, más bien al contrario.
-Eso está bien. Gracias.
-Ojalá me quedase más tiempo. Me hubiera gustado conocer a Monique. ¿Qué tal está?
Luego, como suele ocurrir, no encontramos mejor forma de romper con la sobredimensión de la existencia humana que acabar a las tantas, comiendo bocadillos de gasolinera, sentados en el banco de una placita del barrio latino, hablando de la primavera en París, de Roberto Bolaño, de lo cainita que es –según él- la gente en Sevilla, de Beaubourg y Orsay, del retrete de Marcel Duchamp, del último disco de Christina Rosenvinge... de todas esas cosas que se habían quedado en la oscuridad del tintero, como diría Saramago, aunque en este caso nuestra relación epistolar se había limitado a unos cuantos –y preciosos- correos electrónicos.
Mi padre acostumbra a decir que la mejor forma de saber si aprecias a una persona consiste en pensar si la echas de menos.
- Aunque sólo la hayas visto una vez en tu vida, aunque sólo hayan sido unas horas...
- ¿Aunque, incluso, no la vuelvas a ver?
- Ni siquiera por puro azar.

2 commentaires:

Anonyme a dit…

Hace Días que te agregé a mi msn. Supongo que ha sido una osadía por mi parte, hace tiempo que te leo, y con intenciones de escribirte.
Me gusta lo que le plasmas a tu espacio, y te encontré por casualidad...Yo he escrito algunos blogs, y con el mismo "concentrado" entré como salí. Me agobiaba la responsabilidad que había adquirido con este medio.
Ahora soy mucho más libre, danzo entre blogs, que igual leo a diario, o que nunca más los visito...
Esto es así de libertino...
Y es lo mejor que tiene sabes....
No te manchas, ni te implicas con mucho esfuerzo, eres tal cuál, bueno "escondes" logicamente porque no merece la pena ser muy transparente, cualquiera puede llegar y asustarte más que sorprenderte...
No estoy dispuesta a pagar ese precio.
¿Será que tengo prejuicios?.
Yo Rosanna, te admiro. Y ese es mi motivo para escribirte aquí.
Irache.

Rosanna Prada a dit…

Gracias, Irache. Yo también he estado a punto de abandonar alguna vez, pero al final acabas entendiendo (creo haberlo leído de Manuel Rivas, recientemente, en El País) que escribes para vencer tus miedos. Tal vez por eso volví, y tal vez por eso sigo haciéndolo aún.