
Horas más tarde, a las dieciséis menos cuarto, más o menos, me subí en el autobús número sesenta y nueve cerca del Louvre («Lo ubre» como dice el corrector de Word que debería escribirlo. Estoy fascinada con el corrector de Word, tenemos una relación bilateral de master and sevant). Va llenísimo. Me busco un huequito en el que pueda abrazarme al tubo para dejar las manos libres y seguir leyendo mi libro. En un momento dado levanto la vista y me doy cuenta de que los mismos adolescentes verde militar están otra vez ahí, ocupan los mismos asientos, pero esta vez él en el de ella y ella en el de él.
Me bajo del autobús en mi parada. Ellos siguen. A Bastille probablemente. No era ninguno el amor de mi vida, ni yo el de ellos. No estaba ahí para salvarles la vida. Ni ellos a mi. No resultaron ser viejos amigos que tenía años sin ver. No fue gracias a mi que encontraron el lugar que buscaban. Ni yo el mío gracias a ellos. Dudo incluso que me hayan notado.
Guest Star: Golpes Bajos, No mires a los ojos de la gente.
1 commentaire:
Cosas así me pasan a veces, y me sacan una sonrisa. Me hacen sentir cercanía en una ciudad grande.
Besos
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