01 mars 2005

Bajo cero

Me cuentan que en Madrid están bajo cero. Aquí no andamos muy diferente, siempre en negativo, pero las temperaturas no cambian demasiado y el cielo a veces está con nubes y a veces se ve el sol. Un sol ridículo, que no da más que para iluminar, que se esconde muy temprano e invita a acostarse antes de las diez de la noche. Es difícil resistirse, porque los bares (los pocos que hay) están vacíos y cierran temprano. Por no hablar de los precios, claro. Ahora entiendo por qué han adaptado mi sueldo a la vida de aquí, y eso que Madrid tampoco es un ejemplo para esas cosas. Pero bueno, no me quejo.
Aunque me paso el día trabajando, ya empiezo a sentirme implantada -horrible palabra para aplicarla a una persona, pero no se me ocurre otra- en la ciudad, en sus calles y en su forma de vivir aquí, incluso en el acento de la gente. Ayer estuve viendo una exposición en l'hôtel de ville sobre la naturaleza vista por los modernistas del siglo XIX... no es lo más divertido del mundo, pero se trata de integrarse un poco en la cultura de aquí. Algo es algo.

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