31 janvier 2005

Love is bladness

Nuestras vidas no son como ríos, sino como varas de álamo negro. En ellas, cada año que pasa nace una señal, hasta que llega el momento en que ya no queda sitio donde marcar. Cada día va tallando nuestra piel con una navaja oxidada, a la vez nos renueva y nos daña.



Cuando se obsesiona con una canción, la graba cien veces y la repite durante todas las horas que pasa tumbado en su habitación.
-Tienes que ventilar esto un poco le dije, dejando que lo interpretara a su elección.
Se ha levantado musitando Love is bladness en un inglés perdido. Cuando no habla, la melodía retorna como ungüento agazapado a su voluntad. Le sucede a menudo: si sus palabras no lo distraen, algún resorte le hace tararear otra vez. Las paredes están recortadas con carteles de películas y fotografías de actrices en blanco y negro. Las estanterías sólo esperan una señal para desplomarse.
-Oye -le digo- vamos a echar unas cervezas.
Conozco a algunos como él, cada uno con lo suyo. Son todos unos acróbatas.

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