26 décembre 2004

The nightingale

Mi amigo se acaba de ir. Vino de noche y de noche se ha marchado, dejándome las luces de su agradecimiento y las sombras de su futuro incierto. Me besa por los cuidados, pero soy yo quien, acudiendo en su ayuda, más ha recibido: sus lágrimas convertidas en mi lucha, sus noches en mis sueños, su enfermedad postrada en mi sentido de la humanidad más elemental y sincera. El vendaval nocturno que me trajo ha conseguido encontrarme y sentirme útil a quienes más quiero; hacer algo por los demás, de una puñetera vez, sin dejar de ser yo misma y descubriéndome al mismo tiempo. Y esa emoción no tiene cura, es limpia y gratificante. Soy yo, mais je me sens une autre.

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