15 décembre 2004

Comunicación

Hoy he conocido a un chico sevillano a través de la web de Sevilla Indie. Al final no le pregunté su nombre, aunque vi una foto suya y responde al nombre “octobersimphony”, que ya dice algo bueno de él. Aunque llevaba tiempo pensándolo, hablar con él me ha hecho decidirme, en cierto modo, a escribir aquí y a mantener contacto con gente mediante el messenger.

Al final no hemos hablado demasiado, sólo nos hemos presentado y no del todo. Yo le he contado algo sobre mi, que estudio y trabajo, que vivo sola, que no tengo tiempo y poco más. Pero ha estado bien. Como suele ocurrir, al final sale a relucir lo último que te ha pasado; en su caso, que acaba de romper con una chica que vive en Madrid, que echa de menos la ciudad en que vivo...

Me doy cuenta de que quiero contar cosas. Y no hablo de este chico en concreto, sino de la gente en general. Contar cosas, aunque luego te pones y no te sale lo que quieres decir, te das cuenta de que las palabras cuestan más esfuerzo intelectual cuando tienes que enumerar tus prioridades, y entonces temes ser aburrida. Ahora entiendo por qué la mayoría de la gente tiene problemas de comunicación.

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