Miénteme. Dime que es verdad o mentira y que sea lo contrario. No me digas lo que piensas, no me hables de lo que sale de tu corazón, no me cuentes cuánto me quieres, no me partas las noches pensando en lo perdido, en lo que no voy a tener, en lo que jamás podré tener.
No pongas nombre a tus sentimientos, déjalo. Háblame de palabras rutinarias y vacías. Piensa en sexo, en física, en la imagen y la caricia que te da y me da placer, pero no en amor. Impide que la distancia nos una, haz todo lo posible por alargar esos dos mil kilómetros que nos separa: tu calor y mi frío, tu Sevilla y mi París. No, no habrá un encuentros en el centro, olvida el compás y las circunferencias, ven a verme cuando quieras pasar la noche conmigo, pero no me pidas el día siguiente. No somos, no existimos, sólo soy, sólo eres, y nada va a cambiarlo. Ni nadie.
Tampoco imagines, es absurda esa fantasía de qué hubiera pasado si el camino hubiera empezado antes. Porque no hay camino recorrido, sólo un comienzo, un punto suspensivo que se desvanecerá poco a poco, cuando el viento los haya borrado como las migas de pan del cuento. Abajo el hogar que nunca tendremos, vivan los hoteles. Suena duro, lo sé, pero la vida es dura y estoy llorando. Así que lee esto y dime adiós, por favor.
1 commentaire:
La vida no es dura; nosotros somos sensibles, y sin embargo eso que en principio podría parecer un handycap, una desventaja, te otroga el maravilloso don de apreciar lo sublime en un corazón roto, sea el tuyo o el de un ser amado. Siempre perseguirás lo sublime.
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