Por aquí todo bien, como se decía antiguamente. Las cosas vuelven a su cauce (el trabajo, el deseo, la noche...) y lo que no ha vuelto aún está a punto de llegar. Puedo andar, no correr, puedo recorrer las calles de París bajo el frío y la lluvia, pisar los charcos y hacer una fiesta a cada reencuentro. Y puedo también amar, como se ama de veras: con ganas. Sé que es la misma vida, pero parece una nueva vida. Es lo bueno de reconocerse en la que soy desde siempre.
17 janvier 2007
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