06 juin 2006

Vuelve el sol a París, dieciocho grados, el aire canallesco de los adolescentes, las mangas de camisa recogidas, las mesitas de los cafés en las aceras, el suave balanceo de los africanos, los rostros pálidos enmascarados por las gafas de sol, las tiendas de perfumes y cosméticos anunciando la juventud eterna, los paseos de las parejas junto al río, los puestos de frutas, los pintores... todo es distinto y lo mismo, como una ciudad de Kavafis, pero optimista, como el beso de un reencuentro inesperado y deseable. Y el aire, cuando abro la ventana de la habitación, me deja buen sabor de boca. Sé que no deja de ser una percepción personal, que no cambia nada de ayer, pero, al menos, ayuda a suavizar los desencuentros, las miradas y los gestos de la realidad.

1 commentaire:

Incensurable a dit…

Cuando el sol llena los puentes de ambiente festivo, y en los parques se mezclan culturas y colores... Es sin duda la mejor época para vivir París.