A estas alturas de la historia de este blog, todavía hay quien piensa que yo no soy yo. Las estadísticas dicen que soy una modelo escondida bajo apodo (un 38 por ciento, para ser exacta), un hombre disfrazado de modelo femenino (un 27 por ciento) y una chica acomplejada que pone imágenes ajenas para ganar autoestima y frases bonitas de los chicos (un 23 por ciento). El resto, en porcentajes menores, coincide en que soy una prostituta que sigue viviendo en Madrid, o una lesbiana, o una bisexual o, también, cosas tan estrafalarias como un viejo salido, un funcionario sevillano o un músico frustrado que sueña con una musa a la que hacer una canción. Eso, en realidad, lo único que pone en evidencia es la imaginación de quienes se acercan por aquí, frondosa y nada desdeñable, que en algunos momentos podría servir para un guión de Julio Medem (a quien ayer volví a recordar, porque estuve revisitando La ardilla roja) o un remake de La flor de mi secreto, por no hablar de los directores franceses que hacen películas sobre los misteriosos encantos de la burguesía (eso sí, con final al estilo La fleur du mal, de Chabrol). Cualquier cosa menos Tom Hanks y Meg Ryan en You’ve got mail.
(Efectivamente, hoy estoy de buen humor...)
4 commentaires:
Seas lo que seas, enhorabuena.
¿Tienes un e-mail?, seguramente la peor película de la historia... me parece bien que la utilices como anti-ejemplo.
En cierto sentido, podrías ser todo eso y seguir siendo tú... Lo digo en el sentido positivísimo, por supuesto.
Jejeje, simplemente las personas
se niegan en creer en que alguien
o algo pueda ser verdaderamente
hermoso.
Saludos!
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