30 mai 2006

6:05 a.m. Nada más levantarme comprendo que hoy va a ser uno de esos días de palabras equivocadas, de esos que te hacen decir buenas tardes a las 10 de la mañana o buenos días cuando se está poniendo el sol. Lo noto nada más mirarme al espejo y ver mis ojeras, y aún más cuando me doy cuenta de que el cuarto de baño está ocupado y yo he entrado así, por la cara, mientras Eric está terminando su ducha.
- ¡Hey, perdona, qué despiste!
- Ja! No pasa nada. Buenos días, Rose.
- Bonsoir! (
Y así...)
Lo que suele ocurrirme, en estos casos, es que el mecanismo de defensa intelectual (M.D.I.) actúa de inmediato y me convierte en una taciturna voz itinerante. Dicho en términos menos cursis: que hablo aún menos de lo normal, que ya es decir. Pero ahí no acaban los problemas, porque entonces el mecanismo de curiosidad natural (M.C.N.) de los demás, sobre todo de quienes me conocen, provoca que la gente me haga más preguntas de las habituales. Que si me pasa algo, que si he tenido una mala noche, que si he sufrido algún desengaño amoroso, que si estoy pagando los platos de una juerga... lo cual provoca en mi M.D.I. una inusitada afluencia de contradicciones (I.A.C.) entre la necesidad de justificarme y la determinación de abrir la boca lo menos posible, salvo para estornudar (eso me pasa por haber mencionado ayer que no me está afectando la primavera) o bostezar disimuladamente porque, en realidad, sí es cierto que he tenido una mala noche y sí es verdad que estoy pagando los platos de una juerga. ¿O era rompiendo?
4:30 p.m. En el ascensor, el señor del último piso sonríe al verme. Como supongo que se da cuenta de mi cara de extrañeza, me dice “Perdone, pero es la primera vez que veo a alguien leyendo en un ascensor”. Le sonrío. “Siempre hay una primera vez”, respondo.
Al llegar a casa, mis compañeros y compañeras están tirados sobre todos los sillones y sillas disponibles, viendo en la TF1: "Les 100 plus grands... Gags de stars." La escena es un poco underground, para hacer una foto, pero tengo tanto sueño que desisto de captar el momento, así que me limito a saludar y a sonreír a Eric, que esta vez está vestido. Me devuelve el gesto con otra sonrisa y un guiño antes de meterme en mi habitación. Echo de menos la siesta, y eso que nunca (o casi) la hice en Madrid, no sé si por falta de tiempo (como aquí) o por falta de costumbre (como aquí, también). Se me ocurre que tal vez hubiera estado mejor en l'Etoile Manquante, tomando un café de esos que yo nunca prepararé como su dueño, un señor de unos cincuenta años, francés pero de apariencia mitad árabe mitad india, bueno, difícil saber, con voz rasposa y un característico bigote. Al final enciendo el ordenador y me pongo a escuchar ese disco de Dominique A que me compré en la FNAC de Madrid, poco antes de irme a Bruselas. Qué lejos Madrid, qué mal Bruselas, pienso, y me quedo adormilada hasta que, de repente, Eric entra en la habitación y me sobresalta diciéndome “¿Te gusta Beck?”. Claro, le respondo, ¿por qué? “No, por nada, era sólo para devolverte el susto de esta mañana”.

4 commentaires:

Anonyme a dit…

Your are Nice. And so is your site! Maybe you need some more pictures. Will return in the near future.
»

Anonyme a dit…

Nice idea with this site its better than most of the rubbish I come across.
»

Anonyme a dit…

Nice idea with this site its better than most of the rubbish I come across.
»

Anonyme a dit…

I really enjoyed looking at your site, I found it very helpful indeed, keep up the good work.
»