20 mars 2006

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Hace tiempo que no me conecto al messenger. La última vez que lo hice, el chico del otro lado se emocionó tanto al saludarme, después de meses sin hablarnos, que pude verle las lágrimas correr a través de su webcam. En ese momento lo hubiera dejado todo por correr hasta él y darle todo el cariño que se merece, que no es poco.
Reconozco que aquella reacción me produjo pavor. Es imposible provocar esas sensaciones en alguien que no me conoce en persona, que ignora el 99,99 por ciento de lo que soy, que puede estar llorando ante una de tantas hijas de puta que muestran por la red lo contrario de lo que son... o escriben.
A partir de ese momento, sin embargo, decidí convertir este blog en un confesionario, nada religioso, donde confesora y confidente fuésemos la misma persona, y donde mostrarme tal cual –incluso en las imágenes- sirviese para abrir mis puertas y mis ventanas sin pudor.
Ahora recibo muchos correos de gente que me conoce por aquí. Lo primero que hago, cuando enciendo este portátil, es leer las cosas que me escriben, que me escribís. En la mayoría de la ocasiones no respondo, pero creedme que los leo varias veces, que admiro la humanidad que demuestran, que soy como una esponja ante vuestras palabras, que durante el día pienso en las cosas que me decís. Es una forma de amistad. No es poco.

1 commentaire:

Anonyme a dit…

Hoy te añadiré a mi lista de contactos en el MSN, y esperaré.
Prometo no llorar cuando salte la ventana que me indique que me has aceptado como un nuevo contacto en tu agenda, pero ten por seguro de que me alegraré. Y mucho.