27 janvier 2005

Tristeza



El viejo coleccionista de canciones tristes llamó a mi puerta. Traigo canciones de todo el mundo, dijo, hechas con lágrimas de mujeres dulces y también de hombres rudos. Traigo canciones de cristal hechas con colores imposibles, canciones compuestas del revés, canciones olvidadas en el tiempo y recordadas sólo por mí. Traigo canciones de un segundo y canciones eternas, traigo una vida de canciones breves escritas para ensombrecer la Humanidad. Traigo mi propia desgracia en una canción, dijo, y su mirada se quebró un instante. Traigo canciones de miel y de sal, de luz y apatía, canciones de fuego y de cera... y tristes, muy tristes canciones concebidas para hacer reír. Buscó en un saco algo para mí, algo para darme, pero no halló.
Te escribiré una, viejo, para que la añadas a tu colección.

1 commentaire:

Anonyme a dit…

Algo ha cambiado en ti, ya veo...